Ahora, ¿qué sigue?
El retorno o inversión del protagonista es una consecuencia directa de la decisión crítica y del clímax que cambia el estatus de los personajes, en especial el del personaje principal. Por ejemplo: una esposa oprimida que probablemente abandone a su marido después de enfrentarse a él; un chico que sufre de abuso en la escuela que se atreva a defender a otra víctima y así se dé cuenta que el abusador ya no ejerce poder alguno sobre él.
Aquí el protagonista puede integrar todo lo que ha aprendido convirtiéndose en lo que podría llamarse un verdadero héroe o, mejor dicho, en la persona que ha dado con la solución para el problema de la historia. Otros personajes también pueden atravesar por una transformación importante (siempre y cuando ayuden a avanzar la trama), particularmente cuando hayan viajado con el protagonista y se hayan desarrollado juntos. El retorno es el resultado del viaje, por lo tanto, resultan inevitables. No puedes pelear con monstruos y seguir siendo la misma persona y, aun así, tu verdadero yo se encuentra siempre en lo más profundo de tu ser. El retorno debe tener sentido para los espectadores, por su parte ellos podrán estar de acuerdo con la versión del protagonista que ahora les presentas.
Esta etapa tiene lugar dentro del clímax donde las cosas comienzan a dar un giro para el personaje principal. En muchas de las historias que conocemos estos eventos usualmente comienzan por mostrarse a su favor, pero también pueden volverse en su contra, pasando de un estado que permanece en calma a uno problemático que tarde o temprano se saldrá de control. Los retornos negativos son comunes en las historias de horror donde el protagonista generalmente muere a manos del monstruo justo cuando pensaban que la partida ya estaba ganada. Sin importar el género o tipo de retorno que elijas, éste siempre debe sentirse natural, mantén el flujo de la trama.
Repasa el tema con este video.



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